Cuando la venta de la casa de Mecha estaba por concretarse, Sofía, se dió cuenta de la "movida" que hizo su medio hermano.
Ezequiel, al enterarse que había mucho dinero de por medio, embargó el 50 % de la venta de la propiedad. Sofía al descubrir esta jugada por medio de la escribana, se llenó de bronca, porque él, no se lo dijo de frente e inventó un supuesto acercamiento familiar. Ante esta indignación José, ofició de mediador y logró que las cosas no pasen a mayores.
Finalmente, su medio hermano, apareció una mañana (después de una larga noche )y confesó la verdad de su insistente reclamo: el juego. En los últimos años, se convirtió en un jugador empedernido que lo llevó a endeudarse y a recibir amenazas para que pague el dinero que debe.
Esto, terminó por conmover a Sofía quien aflojó y dejó “esta guerra” absurda a un lado. Después de varias idas y venidas, la venta se efectuó y cada uno se quedó con su mitad. La de Ezequiel fue depositada en una cuenta bancaria a nombre de Moncho y la de Sofía fue guardada en un rincón del baño de la casa.
Pero los problemas no terminaron ahí. Un desperfecto, en una cañería, provocó una inundación en el toilette y los billetes